Después de 7 meses y una interpelación, el Congreso podría reunir las firmas para censurar al ministro de Transportes y Comunicaciones, Juan Silva, uno de los pocos sobrevivientes del primer gabinete a pesar de las críticas y denuncias en su contra.
Luego de 7 meses de críticas, denuncias e incluso una interpelación, los congresistas finalmente podrían reunir las 33 firmas necesarias para presentar una moción de censura contra el ministro de Transportes y Comunicaciones Juan Francisco Silva.
A ello se suma la presión de bancadas como Acción Popular y Alianza Para el Progreso, que han pedido la salida de Silva y otros ministros para dar su voto de confianza al gabinete de Aníbal Torres.
Conforme pasaron los meses, las denuncias han sido cada vez más directas, involucrando al ministro y un grupo de congresistas en una serie de presuntas negociaciones de obras por votos, como señaló la congresista Susel Paredes en RPP Noticias, cuando señaló que una congresista se resistió a firmar su moción de censura porque el ministro «se había comprometido con un puente».
Asimismo, la renunciante viceministra de Transportes, Fabiola Caballero, reforzó este señalamiento en el programa «Nada está dicho» de RPP Noticias y agregó que muchas designaciones de funcionarios en esta cartera se han hecho con fines políticos y no técnicos.
Ante la evidencia, el Congreso finalmente se ha puesto fuerte, aunque no haya tenido al principio una verdadera vocación de fiscalización en este caso particular, de acuerdo con el politólogo Omar Awapara. “Hay evidencia de que el ministro del MTC ha hecho una labor política importante con el Legislativo, se ha reunido varias veces con más de 60 miembros del parlamento, que incluyen miembros del partido de gobierno, pero también de Acción Popular y de Alianza Para el Progreso, y se entiende que en ello ha buscado crear un vínculo que ha evitado la suma de votos para una eventual moción de censura”.
Esto en medio de un contexto en el que no hay, desde el Congreso ni desde el Ejecutivo, una agenda clara de prioridades ni menos consensos básicos, sostiene el profesor de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad del Pacífico Santiago Mariani. “El gobierno y los grupos de oposición representados en el Congreso comparten una característica: su debilidad intrínseca y la menguante credibilidad ante la ciudadanía. En ese juego en el que la política de poder por pequeños espacios prima, antes que la construcción de una agenda de mínimos para atender las demandas ciudadanas. No hay, por parte del gobierno ni de la oposición, una agenda clara de prioridades y una ruta de consensos básicos. En esa lucha agonal por pequeños lotes de poder se producen estos movimientos de idas y vueltas”.
La abogada especialista en gestión pública Teresa Santillán ensaya tres razones por las que el ministro Juan Francisco Silva sigue en el gabinete: «Una de ellas es que es muy amigo del presidente y él está tratando de mantenerlo en esta cartera, pese a los serios cuestionamientos que existen. La segunda es que hay una relación con algunos congresistas con los que podría haber negociados; y la tercera tiene que ver con la misma situación interna del Congreso, en donde no había, hasta el momento en que presentaron la moción, un acuerdo, que no permitió que se logre completar los votos que se requería para censurarlo la primera vez que se intentó».
Para Teresa Santillán, no es que el Congreso o el Ejecutivo hayan apoyado necesariamente la continuidad del ministro Juan Francisco Silva, sino que este es un sobreviviente de las pugnas internas entre estos dos poderes del Estado. “Hasta hace poco no han podido llegar a un acuerdo, en una situación en la que nos encontramos en cuanto al transporte informal preocupante, porque tenía que atenderse de manera diferente, ya lo hemos escuchado en la carta de renuncia de la viceministra que dio algunos indicios de que algo malo está pasando. Ella nos estaría confirmando, con su carta de renuncia y sus declaraciones, que no se está manejando de manera adecuada el MTC».
Omar Awapara también señala que la baja popularidad del Congreso puede haber influido en su decisión de tomar de una vez las riendas de una censura al ministro. «Esta reconciliación entre ambos poderes del Estado fue percibida de una manera negativa. Se sabe que tendría que haber mayor control político de parte del Congreso, y este no tendría que reclamar si es que no está haciendo su trabajo de fiscalización ni control. Creo que a partir de eso se han puesto las pilas y han empezado a promover un mayor control».