Un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad Northwestern en Estados Unidos ha encendido las alarmas sobre el impacto de las redes sociales —especialmente TikTok— en los hábitos de cuidado facial de niñas y adolescentes de entre 7 y 18 años. La investigación, publicada en la revista Pediatrics, expone que muchas jóvenes están adoptando rutinas de belleza extremadamente complejas, inspiradas por influencers, sin tener conocimientos adecuados sobre los productos que usan ni sus posibles efectos adversos.
Los investigadores analizaron 100 videos seleccionados desde cuentas configuradas con una edad de 13 años, simulando el acceso típico de una menor. El resultado fue contundente: las adolescentes aplican en promedio seis productos distintos por día, y algunos de estos cosméticos contienen hasta once ingredientes activos, como ácidos exfoliantes (AHA/BHA) o retinoides, sustancias que, si no son bien administradas, pueden causar reacciones en la piel.
“Los productos dirigidos al público más joven presentan un alto riesgo de causar irritaciones, sensibilidad al sol e incluso afecciones como la dermatitis alérgica”, explicó Molly Hales, una de las autoras del estudio.
Poca protección solar y mucho gasto
Uno de los datos más preocupantes del informe es la escasa presencia del protector solar, un elemento básico en cualquier rutina diurna de cuidado de la piel. Solo el 26% de los videos revisados mostraba su uso, lo que implica que muchas niñas están quedando vulnerables a los efectos acumulativos del daño solar.
En términos económicos, los investigadores calcularon que el costo promedio mensual de estas rutinas ronda los 168 dólares, aunque en algunos casos supera los 500 dólares, una cifra alarmante considerando la corta edad de las usuarias.
Un caso particularmente llamativo fue el de una influencer adolescente que, en solo seis minutos de video, se aplicó diez productos diferentes. Las imágenes muestran claramente cómo sufre ardor y enrojecimiento en tiempo real, una evidencia visual de los efectos perjudiciales que pueden tener estas prácticas sin supervisión profesional.
Más allá de lo físico: consecuencias psicológicas
El informe también señala un aspecto menos visible pero igualmente preocupante: la presión emocional que estas rutinas ejercen sobre las niñas. Según Tara Lagu, otra de las autoras, muchas están creciendo con la idea de que la salud y el bienestar están ligados a estándares estéticos irreales, como la piel perfecta, delgadez extrema y tono de piel claro.
“El skincare se está convirtiendo en una nueva forma de disfrazar exigencias estéticas como si fueran autocuidado. Lo que parece una simple rutina de bienestar, en realidad está moldeando ideales de belleza inalcanzables desde edades muy tempranas”, concluyó Lagu.
Los expertos recomiendan una mayor regulación en la publicidad de productos para el cuidado facial dirigidos a menores, así como una participación más activa de padres, educadores y profesionales de la salud para orientar adecuadamente sobre el uso de cosméticos en edades sensibles.